La generación de residuos forma parte de la vida.
El problema con el que nos encontramos en la actualidad es
el enorme volumen de residuos sólidos urbanos (RSU).
Solo una mínima parte de este incremento se explica por
factores demográficos; el resto se debe a tres causas:
·
Los nuevos materiales
·
El exceso de embalaje.
·
El aumento del consumo, que supone la causa más importante.
Aun así cuando el 100% de esta basura fuera orgánica y por
tanto biodegradable , la naturaleza sería incapaz de absorber por si misma
semejante cantidad de residuos.
El sistema tradicional de tratamiento de RSU se basaba en
la recogida de la basura y su traslado a un vertedero o su incineración. Los
problemas sanitarios asociados a este tipo de vertederos son graves: como
consecuencia de la acción de las bacterias y de las altas temperaturas, la
basura se descompone, produciendo lixiviados que se filtran por el subsuelo
alcanzando los acuíferos, y gases como metano y dióxido de carbono.
Los gobiernos municipales han incluido entre sus prioridades
su sustitución por vertederos
controlados, grandes agujero cuyo fondo y paredes han sido
impermeabilizados con arcillas compactadas.
Además, los vertederos controlados cuentan con un sistema de drenaje que desvía
los lixiviados a una planta depuradora y el metano a una pequeña planta
generadora de energía eléctrica.
La incineración puede ser una opción aceptable siempre que
las plantas incineradoras extremen las precauciones para evitar la difusión de
los productos tóxicos resultantes de la combustión. Las modernas incineradoras
permiten aprovechar la energía generada y cuentan con sofisticados sistemas de
filtrado, pero controlar la instalación para que el filtrado no falle supone un
coste adicional, y en cualquier caso se generan cenizas muy tóxicas que deben
depositar en vertederos especiales.
El futuro de nuestro planeta depende de nuestra capacidad
para reciclar. El primer paso lo han dado los ayuntamientos de nuestras
ciudades, que han puesto a nuestra disposición puntos limpios y servicios de
recogida a domicilio para los residuos tecnológicos, además de un número
creciente de contenedores selectivos.
El siguiente paso lo debemos dar todo nosotros; el camino
que nos queda por recorrer es todavía muy largo.
5.-1.- EL
COMPORTAMIENTO DE LOS RESIDUOS ORGÁNICOS.
El compostaje era una práctica muy común en el mundo rural
antes de que llegaran los modernos fertilizantes. Consiste en la descomposición
de la materia orgánica en presencia de oxígeno y en condiciones de humedad y
temperatura controladas. El compost es un excelente abono natural muy apreciado
por los agricultores, que vuelve a ser demandado en la actualidad para
potenciar la agricultura ecológica
El problema del compostaje es que es imposible garantizar
que los residuos orgánicos estén totalmente libres de metales pesados y otras
sustancias tóxicas. Es muy fácil que en el proceso de separación se cuelen las
pequeñas pilas de botón, que son tremendamente contaminantes por su contenido
en mercurio, o que cualquier otro tipo de pila usada hay liberado parte de las
sustancias que la componen. Por ello, es fundamental no arrojar ningún tipo de
pila o batería descargada a la basura.
5.-2.- EL
RECICLAJE DEL VIDRIO.
Las materias primas con las que se fabrica el vidrio son
muy abundantes. Sin embargo, es muy importante reciclarlo por dos motivos
fundamentales:
·
El vidrio es un material muy estable que tarda miles de
años en descomponerse.
·
La fabricación de vidrio a partir de materiales reciclados
requiere un consumo energético menor.
L vidrio es reciclable al 100%. El proceso se inicia con la recogida selectiva y
el traslado a la planta de reciclaje.
Una vez realizada la separación, el vidrio es triturado
hasta convertirse en un polvo fino denominado calcín. Los destinatarios del
calcín son los fabricantes de envases de vidrio, quienes lo mezclan con arena,
sosa y caliza y lo funden a unos 1500
ºC.
5.-3.- EL
RECICLAJE DE PAPEL Y CARTÓN.
El proceso de reciclaje de papel y cartón es tan sencillo
como el del vidrio. Requiere de una recogida selectiva, lavado, eliminación de
impurezas y separación; tras esta fase se muele el papel y se mezcla con agua
para producir una pulpa que tras su prensado y secado se convierte en el papel reciclado.
No es posible eliminar la totalidad de la tinta. Con cada
reciclaje las fibras de celulosa se deterioran, lo que hace necesario mezclar
la pulpa de papel reciclado con celulosa fresca para garantizar una calidad
mínima.
Las ventajas es que
son que el reciclado de papel contamina menos, consume menos energía, requiere
una cantidad diez veces menor de agua y, lo más importante de todo, previene de
la deforestación.
5.-4.- EL
RECICLAJE DE PLÁSTICOS.
El término plásticos hace referencia a toda una gama de
polímeros.
Los polímeros termoplásticos son teóricamente fáciles de
reciclar: basta someter los a un proceso de triturado cuyo resultado final es
la granza, virutas de plástico listas para su fundido y moldeo. Los polímeros
termoestables son más problemáticos, ya que requieren un reciclaje a base de
disolventes y otros agentes químicos.
En la práctica separar los plásticos resulta costoso, lo
que incide negativamente en sus posibilidades de reciclaje. Una solución es la
madera plástica, un material cuyo principal componente es una mezcla de
termoplásticos de cualquier tipo a la que se añaden pequeñas cantidades de
madera y a veces algo de metal.
5.-5.- EL
RECICLAJE DE METALES.
La minería es una actividad que requiere una elevada
inversión en materiales y mano de obra. Las vetas de mineral no suelen ser
demasiado grandes, por lo que las minas tienen fecha de caducidad y
continuamente hay que buscar nuevas veta y abrir nuevas galerías. Otro
inconveniente de los metales son los riesgos laborales que conlleva su
extracción, por lo que extremar las medidas de seguridad contribuye a un
aumento en el coste de la actividad minera.
El reciclaje de metales ha interesado siempre. La facilidad
con la que se recuperan los metales sin merma alguna de calidad y el precio al
que cotizan estos materiales ha hecho que el negocio de la chatarra, a pesar de
ser una actividad poco gratificantes. La preocupación por la sostenibilidad y
la conservación del medio ambiente no ha hecho más que incentivarlo.
Las aleaciones ferrosas son las más fáciles de reciclar
como por ejemplo el plomo y estaño o el aluminio, el mercurio…
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